Era hija de Castor María Arango Díaz y
Elvira Pérez. Su rebeldía comenzó desde muy niña, cuando en
"complicidad" con algunos familiares se vestía de hombre y salía a
cabalgar, actividad censurada para las mujeres de la época porque "eso era
cosa de hombres".1 También desde niña mostró buenas actitudes por la
pintura y el arte, años después ingresó al Instituto de Bellas Artes de
Medellín. Fue alumna de Eladio Vélez, quien le enseñó los secretos del dibujo y
de Pedro Nel Gómez con quien aprendió la dinámica de la forma, la vitalidad del
movimiento y el colorido. Mientras tanto, en la biblioteca de su tía, descubrió
a los filósofos y escritores de todas las tendencias; por intermedio de sus
hermanos, estudiantes de medicina, accedió a libros de anatomía que le
permitieron el estudio del cuerpo humano.2
En 1937 expuso acuarelas de paisajes,
animales y naturaleza muerta, junto a sus compañeras del taller de Nel Gómez.
En 1938 se apartó de su maestro y comenzó a trabajar sola, experimentando con
desnudos de tamaño natural y pintando escenas de la vida real. Un año después
participó en la "Exposición de Artistas Profesionales" en el Club
Unión de Medellín donde expuso acuarelas y óleos, incluyendo dos desnudos, uno
de ellos "Cantarina de Rosa": ganó el primer premio y el escándalo
estalló. La sociedad política e intelectual repudió su obra y la calificó de
sórdida, impúdica y pornográfica.
En 1946 viajó a México para perfeccionarse
y estudiar a los muralistas; de regreso, en 1948, expuso en Medellín, pero su
desnudo, esta vez "La adolescencia" volvió a escandalizar a la
sociedad y estuvo a punto de ser excomulgada por las reiteradas quejas que la
Liga de la Decencia de Medellín elevó por lo "inmoral" de sus
cuadros.1
Rebelde, transgresora, audaz, polémica,
talentosa, Débora abordó la crítica social y política de su país y de su época:
pintó obreros marginados, monjas, prostitutas, mujeres relegadas, el dolor y el
maltrato, la situación política y las manifestaciones populares. Interpretó la
realidad cotidiana, denunciando la violencia de una sociedad llena de
prejuicios ancestrales. Fue la primera mujer colombiana que se atrevió a pintar
desnudos por lo que fue duramente criticada, también lo fue por los retratos de
conocidos políticos pintados con formas de animales. Así fue como dio vida a
'La salida de Laureano' con Laureano Gómez Presidente de Colombia como
protagonista a quien plasmó con forma de sapo.
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